El ají es una hortaliza que se cultiva mucho en nuestro país. En otras partes se les llama chile, de ahí el nombre de nuestro país, que tiene esta forma. Este es un fruto que pertenece al género Capsicum de la familia de las solanáceas. Hay ajíes de distinto tipo y color, los hay amarillos, verdes, rojos, etc. Los ajíes han formado aporte de la alimentación humana desde hace milenios. Los aztecas lo consumían mucho, hace por lo menos 7.500 años A.C. La historia cuenta que Cristóbal Colón la encontró en el Caribe y al probarla la llamó pimiento, por su sabor similar a la pimienta negra, muy utilizada en Europa. China es el máximo productor con un poco más de 15 millones y medio.
El picante
La mayoría de los ajíes tienen un alto porcentaje de capsaicina y otras sustancias parecidas (los que no lo tienen son los no picantes). En conjunto se denominan capsaicinoides. Cuando se come ají, estos compuestos se unen a los receptores de dolor de la boca y la garganta, zonas donde se siente el calor. Al estar en contacto con la sustancia del ají picante, los receptores se activan y envían al cerebro el mensaje de que se está consumiendo algo caliente. La respuesta del cerebro ante el calor, es aumentar el pulso cardíaco. Con esto, la persona suda más y se libera más endorfina.
La mayor parte de los mamíferos sienten calor y dolor al consumir ají, pero algunos pájaros no son sensibles a la capsaicina, por lo que lo pueden comer sin mayores problemas. La intensidad del picor de los ajíes, se mide en unidades de calor, Scoville heat unit (SHU), que corresponde al número de veces que un extracto de ají debe diluirse en agua para que se acabe el picor. Los más fuertes son los jalapeños (3.000 a 6.000 SHU), los habaneros (300.000 SHU), el Naga Niper (1.382.112 SHU) y el Trinidad Scorpion Butch T (1.463.700 SHU).
Beneficios probados
Uno de los principales compuestos del ají, y que genera el ardor en los que son picantes, es la capsaicina, uno de los más beneficiosos para nuestro organismo. También cuenta con una menor cantidad de betacarotenos y vitamina C, muy importantes para el cuidado de la piel y el sistema inmunológico. Volviendo a la capsaicina, esta se usa para elaborar varios medicamentos, especialmente los que calman el dolor, ya que puede reducir la sensibilidad del sistema nervioso. En el comercio existen muchas cremas o parches con capsaicina, recetadas para el tratamiento de artritis reumatoide y osteoartritis.
Estos medicamentos sirven también para las neuropatías periféricas, que son dolores del sistema nervioso en varias zonas corporales, producidas por diabetes mal controlada. También se usan para otros dolores, como la neuralgia, psoriasis y otros. Uno de los mayores beneficios del ají es su capacidad termogénica. Esta es una propiedad, que surge cuando el cuerpo entra en calor y por lo tanto quema más grasas y calorías. Se reduce el apetito y la grasa abdominal. Para los dientes sirve como analgésico. En algunos países se maceran las semillas y se aplican en los dientes con caries para calmar el dolor.
Las semillas machacadas sirven además para tratamientos pectorales o para resfriados bronquiales. En caso de artritis se aplican en la piel. La piel se puede aliviar con las hojas maceradas en caso de picaduras de alacrán o serpientes, y sirve como sedante para hemorroides. El ají en general, elimina bacterias del estómago, ayuda al páncreas al secretar más insulina, estimula el sistema nervioso (produce endorfinas que generan bienestar), y reduce la posibilidad de tener cáncer.
Es entonces un gran alimento, sólo deben tener cuidado con su consumo las embarazadas y lactantes, que puede generar alergias o en los niños, pues no pueden metabolizarlo correctamente hasta que tengan más edad. Tampoco se recomienda para gente con piel sensible (si se aplica externamente), pues puede generarles ardor o heridas.