El apio es un vegetal con muchos nutrientes y que es originario de Europa, aunque en la actualidad se cultiva en todo el mundo. Existen dos tipos, el apio silvestre que no se come y el apio corriente que es el comestible y que se comercializa. La planta del apio puede llegar a medir hasta 30 centímetros, cuenta con un tallo largo, grueso y hueco. Es muy aromática y tiene un color verde intenso característico. Los tallos miden entre 30 a 75 centímetros de longitud y se pueden consumir crudos o cocidos. Generalmente se comen en ensaladas.
El apio cuenta con varias vitaminas importantes para el organismo como la A, C, E y las del grupo B. A esto se suman muchos minerales como el hierro, fósforo, azufre, cobre, potasio y manganeso. El fruto secado se llama semilla de apio y se ocupa para condimentar alimentos. También se puede moler y mezclar con sal para preparar la llamada sal de apio. Las semillas las usan en farmacéutica para ocultar el gusto de otros fármacos y por sus características como sedante.
Beneficios
El apio es una verdura que si se consume de manera constante puede generarle al organismo importantes beneficios. En relación a la circulación de la sangre resulta muy efectivo, ya que reduce los niveles de colesterol de la sangre, lucha contra la hipertensión, elimina el exceso de ácido úrico y puede prevenir afecciones al corazón. Otra propiedad importante es su poder diurético. El apio contiene en sus semillas aceites esenciales como el limoneno o el selineno, mientras que en la raíz se encuentra la asparagina, sustancias que ejercen una acción diurética y depurativa.
Estos aceites tienen un efecto dilatador en los vasos renales, lo que hace que se pueden desechar impurezas y líquidos del organismo, permitiendo lograr un equilibrio de sustancias al interior. El apio permite además combatir los cálculos renales y de la vesícula y es un producto óptimo para tratar problemas hepáticos. Para las articulaciones, también es un buen alimento. El apio contiene flavonoides, que tienen propiedades antiinflamatorias, antioxidantes e inmunes. Estos son estimulantes que junto al silicio, permiten renovar y producir tejido conjuntivo y articular, lo que provoca un gran alivio para inflamaciones de rema, gota o artritis.
Esto ocurre ya que estimulan al organismo a eliminar ácido úrico, el principal compuesto que causa este tipo de dolores. Para el intestino, resulta ser un alimento esencial en especial en problemas de estreñimiento o tránsito lento. Es un regulador natural del tránsito intestinal. Es capaz de activar los movimientos naturales del intestino, logrando que desaparezcan los gases, la fermentación y los cólicos. El apio regula todas las funciones del intestino y además tiene propiedades laxantes.
Este vegetal puede tratar varios problemas de piel, debido a su contenido de sustancias químicas como los psoralenos y otros compuestos que son verdaderos protectores de la piel. Estos pueden actuar en enfermedades como la psoriasis, además de tener la propiedad de repigmentar la piel (ocasionada por ciertos problemas cutáneos), para curar el vitíligo y otras afecciones. El apio se usa además en casos de afonías, ya que aclara la voy y la entona.
El apio es un relajante natural, por sus propiedades sedantes. También alivia dolores de cabeza, calambres y cefaleas por tensiones. Frente a catarros, problemas bronquiales o gripes, elimina las flemas, logra calmar los síntomas y ayuda a mejorar a la persona, por ser expectorante y antibacteriano. Otros problemas que puede tratar son enfermedades menstruales o de riñón.