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El Ajo y sus propiedades medicinales

El ajo es una hortaliza que ha sido utilizada por la gente hace miles de años, pues es un buen condimento para las comidas, además de que tiene varias propiedades beneficiosas. Tiene un sabor característico, muy fuerte y levemente picante. Pertenece a la familia de las liliáceas y es quizá el remedio natural con mayores propiedades medicinales, las que han sido verificadas en diversos experimentos e investigaciones. Es por esto, que actualmente se recomienda mucho su uso y consumo, por tener características preventivas y curativas en diversos tipos de enfermedades y patologías. China es el mayor productor según la Organización de las Naciones Unidades para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

El ajo se puede comer de manera cruda o cocida, pero los más entendidos aseguran que es mejor consumirla cruda, pues así se mantienen la mayoría de sus activos. Cada cabeza de ajo puede tener entre 6 a 12 dientes, los que están cubiertos en una delgada película blanca o rojiza. Existen variedades de esta hortaliza. Uno de ellos es el ajo de cuello duro, que puede generar hijuelos. El ajo de cuello blanco es otro tipo, que no produce hijuelos, tienen mejor rendimiento resisten períodos más largos de almacenamiento. También existen tipos que se dividen por el color, está el ajo blanco, que es apto para consumirlo seco, y el ajo rosado o morado, que madura más temprano que el blanco.

Comienzos de su uso

El origen del ajo parece estar, según las investigaciones históricas, en los países de Asia Central, donde una de sus variedades endémicas, se habría propagado hacia el Mar Mediterráneo. Los primeros indicios del uso del ajo como medicina natural, se remontan, cerca del año 3.000 AC. en Egipto y la India. En Grecia se consumía el ajo en tiempos remotos, sin embargo, se dice que existían ciertos templo que no dejaban entrar a quien los hubiese comido, por el mal aliento que produce. Mientras los romanos dominaron la zona, entre los siglos III AC. al IV AC. el ajo se empezó a usar de manera más cotidiana, en la cocina de la época, así fueron una de las primeras culturas en cultivarlo.

El ajo también se comenzó a usar como un alimento energético, antiséptico y vigorizante en las tropas. Las propiedades terapéuticas de esta hortaliza, hicieron que posteriormente, en el Imperio Bizantino de la Edad Media, se utilizara para tratar dolores de oídos, úlceras e incluso para neutralizar el efecto de algunos venenos. También se trató en algunas épocas la lepra. Ya en el siglo VII, la Escuela de Salerno en Italia, lo incluyó como un medicamento importante, lo que logró que su uso se expandiera más. Con los años, fue adquiriendo una mayor preponderancia sobre todo en el tratamiento y prevención de enfermedades, como la peste, que afectó a la sociedad del Renacimiento entre los siglos XV a XVI. Los españoles lo introdujeron en América en el siglo XV. Durante las dos guerras mundiales, se ocupó para el tratamiento de heridas, producto del cólera o tifus.

Beneficios

El ajo es una hortaliza muy saludable. En su composición, cuenta con aceites esenciales, ciertas vitaminas, antioxidantes, sales minerales, entre otros compuestos que nos son de gran utilidad. Es muy utilizado por personas que han tenido problemas como trombosis, embolias o accidentes vasculares, y disminuye el colesterol malo (LDL). Además es antibiótico, diurético, depurador, antiinflamatorio, anticoagulante, vasodilatador, expectorante, antiséptico, vermífugo (actúa contra parásitos intestinales) y estimula las defensas contra bacterias y virus. Es un remedio natural por excelencia, se ocupa contra el asma, la tos, la bronquitis, tuberculosis y en general para los problemas respiratorios.

El ministerio de Sanidad Alemán tiene aprobadas resoluciones que avalan el uso medicinal del ajo para arteriosclerosis, hiperlipidemias e hipertensión arterial. Recientemente, algunos estudios han señalado que el ajo sirve para reducir el riesgo de contraer cáncer, por sus antioxidantes. Se puede ocupar además para tratar callos, otitis, verrugas, artritis, neuralgias, o ciática. Se recomienda el consumo de ajo a los diabéticos, pues este normaliza el nivel de glucosa de la sangre, lo que también es provechoso para los obesos. En algunos casos, incluso se ha utilizado para tratar el sida, pero aún no está comprobado, a pesar de que algunas Organizaciones no gubernamentales (ONGs) promueven su uso. Para los fumadores, es bueno, pues normaliza la tensión arterial del fumador y lo ayuda a vencer el deseo de realizar esta práctica. Y lo mejor es que tiene una toxicidad mínima.

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